Sepa todo sobre los sueños

Sueños espirituales

En esta sección explicaremos que son los sueños según la espiritualidad, para eso después de estudiar estos temas durante años, decidi exponer toda la información proveniente de fuentes veraces, el siguiente articulo pertenece a una explicación de Yogananda, quien fue un yogui hindu, que pudo lograr el estado de iluminación, similar o igual al estado que alcanzo Buda.

Por eso el siguiente articulo revela una verdad absoluta, que pasa con nuestra alma cuando soñamos, el texto pertenece al libro “El yoga de jesús” por Paramahansa Yogananda.

Durante el sueño, las fuerzas vitales astrales se retiran no sólo de los músculos, sino también de los instrumentos sensoriales. Cada noche, todo ser humano consigue el recogimiento físico de la fuerza vital –si bien este proceso se realiza de manera inconsciente-: la energía y la conciencia presentes en el cuerpo se retiran a la región del corazón, de la columna vertebral y del cerebro, para aportar al hombre la paz rejuvenecedora que proviene del contacto subconsciente con la dinamo divina de todos los poderes humanos: el alma.

¿Por qué el hombre siente gozo durante el sueño? Porque al encontrarse en el estado de sueño profundo, libre de actividad onírica y sin conciencia del cuerpo, las limitaciones físicas se olvidan y la mente establece contacto por un tiempo con una conciencia superior. El yogui conoce el arte científico de retirar la energía en forma consciente de los nervios sensoriales, de modo que ninguna perturbación externa visual, auditiva, táctil, gustativa u olfativa- se introduzca en el santuario interior de su meditación saturada de paz. Los soldados apostados durante días en las líneas del frente pueden quedar sumidos en el sueño a pesar del fragor incesante de la batalla, debido al mecanismo corporal por el cual la energía se retira inconscientemente de los oídos y demás órganos sensoriales. El yogui razona que este proceso se puede llevar a cabo de manera consciente. Mediante el conocimiento y aplicación de determinadas leyes y técnicas científicas de concentración, los yoguis desconectan a voluntad los sentidos. Atraviesan, de este modo, los umbrales del sueño subconsciente hasta llegar a las regiones del gozoso recogimiento supraconsciente.

Todos los seres humanos han aprendido a entrar en la subconciencia durante el sueño y todos pueden, asimismo, dominar el arte del éxtasis supraconsciente, que es una experiencia infinitamente más placentera y reparadora que aquella que se puede obtener del sueño. Este estado superior nos brinda la percepción constante de que la materia es una condensación de aquello que Dios imagina, del mismo modo que, al dormir, nuestros sueños y pesadillas son una creación efímera de nuestros propios pensamientos, condensados o “congelados” en experiencias visuales mediante el poder objetivador de la imaginación. La persona que sueña no sabe que una pesadilla es irreal hasta que despierta. Así también, sólo a través del despertar en el Espíritu -la unidad con Dios en el estado de samadhi- puede el ser humano desvanecer el sueño cósmico de la pantalla de su conciencia individualizada.

El ser humano continúa firmemente convencido de que es en esencia un cuerpo, aun cuando a diario recibe demostraciones de lo contrario. Cada noche durante el sueño (la pequeña muerte), desecha su identificación con la forma física y renace como conciencia invisible. ¿Por qué el hombre siente el impulso de dormir? El sueño es un recordatorio de lo que se encuentra más allá del estado de sueño: el estado del alma. La existencia material sería insoportable si no se tuviese, al menos, un contacto subconsciente con el alma, el cual es proporcionado por el sueño. Durante la noche, el ser humano se despoja del cuerpo para sumergirse en el subconsciente y se convierte en un ángel; durante el día, se convierte una vez más en un demonio, divorciado del Espíritu por causa de los deseos y las sensaciones del cuerpo. Mediante la técnica de Kriya Yoga, puede volverse un dios durante el día, al igual que Cristo y los grandes maestros; trascenderá el subconsciente hasta alcanzar la supraconciencia y disolverá la conciencia del cuerpo en el éxtasis de Dios. Quien pueda lograr esta transformación habrá nacido de nuevo.

Durante el sueño, las fuerzas vitales astrales se retiran no sólo de los músculos, sino también de los instrumentos sensoriales. Cada noche, todo ser humano consigue el recogimiento físico de la fuerza vital –si bien este proceso se realiza de manera inconsciente-: la energía y la conciencia 44 presentes en el cuerpo se retiran a la región del corazón, de la columna vertebral y del cerebro, para aportar al hombre la paz rejuvenecedora que proviene del contacto subconsciente con la dinamo divina de todos los poderes humanos: el alma. ¿Por qué el hombre siente gozo durante el sueño? Porque al encontrarse en el estado de sueño profundo, libre de actividad onírica y sin conciencia del cuerpo, las limitaciones físicas se olvidan y la mente establece contacto por un tiempo con una conciencia superior.

El único momento en que percibe algo acerca del alma (y en ese caso, solo de modo inconsciente) es durante el sueño profundo sin ensueños. En este estado, la “fuerza” o energía vital se desconecta de los cinco sentidos y se retira hacia el interior; la conciencia de si mismo como entidad física desaparece. Por la noche, los seres humanos tienen una vislumbre de su verdadero SER, el alma; cada mañana, al despertar, la mayoría de las personas adopta, una vez más, su errónea identificación como hombre o mujer mortal.

Sueños según la ciencia y la medicina

¿Por qué soñamos?

A pesar de todo lo que sabemos sobre la fisiología del sueño, los pensamientos oníricos siguen siendo un campo enigmático y controvertido Quizás deberíamos preguntarle al ornitorrinco.

Allá por la década de 1950, varios científicos que trabajaban con seres humanos identificaron un estadocaracterizado por el aumento de la actividad cerebral, una respiración y ritmo cardíaco acelerados y la parálisis muscular. Sin embargo, puede que el rasgo más sorprendente fuese la agitación de los ojos bajo los párpados cerrados, pues todos esos cambios fisiológicos se producían mientras los sujetos estaban profundamente dormidos. Lo que habían descubierto los investigadores empezó a conocerse como fase REM (“movimiento rápido de ojos”, por sus siglas en inglés). En circunstancias normales, se repite cada 90 minutos aproximadamente, y ocupa en torno al 25% del tiempo que pasamos dormidos.

Muy pronto quedó claro que la gente despertada durante la fase REM se acordaba mucho mejor de sus sueños; de hecho, a menudo decían que habían estado soñando hasta ese mismo momento. En consecuencia, la comunidad científica empezó a concebir la fase REM como la manifestación externa del estado onírico. Por primera vez en la historia de la humanidad, la parte más fantástica y extraordinaria de nuestras vidas se había sometido a una observación empírica. Pero eso no es todo, pues se descubrió que los animales también experimentaban una fase REM, algunos más a menudo y durante más tiempo que los humanos. Ahora sabemos que el mamífero más REM, quién lo habría dicho, es el Ornithorhynchus anatinus, el ornitorrinco de toda la vida. Quizá no debería sorprendernos, ya que, como señala Nature, “en un informe que se remonta a 1860, antes del descubrimiento de la fase REM del sueño, se afirmaba que los ornitorrincos jóvenes realizaban movimientos natatorios con sus patas delanteras mientras dormían”.

Puede que los escritores creen androides que sueñen con ovejas eléctricas, ¿pero podemos ahora afirmar con certeza que los ornitorrincos sueñan con jugosas langostas? La verdad es que no. La onirología, a pesar de todo lo que sabemos sobre la fisiología del sueño, sigue siendo un campo enigmático y controvertido. Durante la fase no REM del sueño, el ADN se repara y el organismblemente, la mayoría de los mamíferos - sigue siendo muy difícil de responder.

Hasta hace relativamente poco, se daba por sentado que los sueños tenían un significado. Esas visiones extrañas que llegaban durante la noche, cuando la oscuridad en derredor era sinónimo de peligro, debían de ser mensajes de los dioses, o destellos del futuro. Los sueños de los hombres y mujeres poderosos podían volverse famosos; aparecieron personas cuyo trabajo era descifrarlos, pues los sueños podían predecir el destino del clan o la nación. El Antiguo Testamento cuenta la historia de José, convocado para interpretar el sueño del faraón en el que aparecían siete vacas “cebadas” y siete “raquíticas”. José confió en Dios, que le permitió comprender que aquello significaba años de plenitud para el reino, seguidos de una terrible hambruna. Sin embargo, las premoniciones no son solo cosa de la historia antigua. Diez días antes de ser asesinado de un tiro por John Wilkes Booth, Abraham Lincoln soñó lo siguiente:

“Oía sollozos quedos, como si varias personas estuviesen llorando. Decidí salir de la cama y bajar las escaleras. Allí el silencio se rompió con los mismos sollozos tristes, pero los dolientes eran invisibles. Fui de habitación en habitación: no había un alma, pero esos sonidos de pena y aflicción iban recibiéndome a mi paso […]. Seguí hasta llegar a la Sala Este, en la que entré. Allí me encontré una sorpresa repugnante. Ante mí había un catafalco, sobre el que descansaba un cadáver envuelto en una mortaja. Lo rodeaban soldados que hacían guardia; y había un gran gentío, algunos contemplando con gesto lúgubre el cadáver, que tenía la cara cubierta, otros sollozando lastimosamente. ‘¿Quién ha muerto en la Casa Blanca?’, pregunté a uno de los soldados. ‘El presidente’, respondió, ‘¡lo ha matado un asesino!’. Entonces se elevó de entre la multitud un estallido de congoja, que me arrancó del sueño”.

Una coincidencia, claro. Lincoln corría permanentemente el riesgo de ser atacado, a punto de lograr la victoria tras una guerra civil cruenta. Pero todos podemos reconocer esa sensación misteriosa de su sueño; esa atmósfera espeluznante y aciaga. ¿De dónde proviene? Para la psicóloga Linda Blair existen dos tipos de sueños. El primero representa una clasificación de los contenidos del día, un poso de sedimentos que no es demasiado trascendente. Pero hay otros, “sueños que vienen acompañados por una reacción emotiva, ya sea de felicidad, tristeza o rabia. Esos sí tienen significado.”

Dichos sueños, afirma Blair, son intentos de abordar temas de nuestras vidas que no hemos sido capaces de resolver conscientemente. “Viajan hasta nuestro inconsciente para que los trabajemos allí, donde no nos distraen ni nos angustian tanto” Aunque el trabajo de Blair bebe de toda una gama de fuentes, hunde sus raíces en la revolución iniciada a principios del siglo XX por Sigmund Freud. Fue el primero en intentar interpretar los sueños dentro de un marco científico, y veía en ellos la expresión camuflada de los impulsos sexuales y agresivos inconscientes. Pero lo que a Freud le parecía científico podría considerarse ahora una mera conjetura. “Freud fue importantísimo al dar al mundo otra forma de concebir los sueños”, explica John Aggleton, profesor de neurociencia cognitiva de la Universidad de Cardiff. “El problema llega a la hora de convertir esas ideas en algo que se pueda comprobar realmente. Ahí es donde, desde el punto de vista neurocientífico, siempre ha habido un escollo”. Pero, admite, “hay una serie de temas comunes en los sueños. Mucha gente, por ejemplo, sueña con el sexo. Del par de sueños recurrentes que yo tengo, y estoy seguro de que muchas personas sueñan lo mismo, en uno pierdo los dientes y en otro —un clásico entre los conferenciantes— voy a hablar y descubro que no llevo pantalones ni ropa interior, y que no puedo hacer nada para remediarlo”.

¿Estamos seguros de que ese tipo de sueños exige una explicación psicológica? “Sí, pero también podrían indicar algo aburridísimo: que soñamos que hemos perdido los dientes porque tenemos la mano encima de la boca y provoca una sensación de incomodidad. Asimismo, no sería una sorpresa mayúscula que nuestro tipo de ropa o falta de ropa influyese en la forma en que algunos de estos sueños se repiten”, añade. ¿Con qué más cosas salen los que dudan de las teorías psicológicas de los sueños? En la década de 1960, los científicos descubrieron que cuando a los gatos se les extirpaba una antigua estructura evolutiva llamada puente troncoencefálico, el sueño REM desaparecía por completo.

Algunos concluyeron que, durante la fase REM, los mensajes químicos llegados del puente activaban algunas partes del lóbulo frontal del cerebro, incitándolas a producir imágenes y sensaciones completamente aleatorias. Por consiguiente, detrás de los sueños estaría el lóbulo frontal, “haciendo lo que buenamente puede para crear imágenes oníricas, incluso parcialmente coherentes, a partir de las señales relativamente confusas enviadas desde el tronco cerebral”. Para algunos, eso constituyó una nueva base para comprender los sueños: son las chispas y efusiones de un sistema en modo de espera, como los crujidos de una vieja televisión que se está enfriando. Para Patrick McNamara, director del laboratorio de neurocomportamiento evolutivo de la Universidad de Boston, se trata de un mito que todavía está por derribar. “Una de las cosas que más me irrita es la idea de que los sueños no son más que un flujo aleatorio nocturno, que no significa nada”. Al contrario, afirma McNamara, “ahora existen pruebas muy claras de que los sueños son funcionales”. Las investigaciones recientes han socavado la idea de que los sueños solo se producen durante la fase REM, y que son un proceso de abajo hacia arriba, en el que las partes más antiguas del cerebro activan las más evolucionadas.

El paradigma inicial cambió como consecuencia de cientos de estudios sobre el contenido de sueños individuales, que mostraban que las personas de diferentes culturas tenían sueños similares: para McNamara, esa era la prueba de un mecanismo adaptable en funcionamiento.

¿Pero por qué son adaptables, y por ende beneficiosos para nuestra supervivencia como especie? ¿Es por la antigua idea psicoterapéutica de que los sueños son llaves para abrir los problemas que atañen a nuestras relaciones? “Creo que hay datos que indican que, entre otras cosas, los sueños contribuyen a facilitar las interacciones sociales”, señala McNamara. Sin embargo, para él la auténtica ventaja es menos poética. “La mayoría de los científicos que estudian los sueños creen que soñamos para practicar la manera de evitar situaciones amenazantes durante el día […]. Los hombres suelen soñar con interacciones agresivas con otros hombres, mientras que las mujeres sueñan con interacciones verbales con ambos sexos. Otro patrón que se repite es que, cuando aparecen hombres desconocidos en los sueños, suelen indicar una agresión física”. McNamara continúa: “Para los hombres, los principales competidores en sus relaciones sexuales con las mujeres son otros hombres, así que sueñan con enfrentamientos agresivos contra ellos. La presencia de desconocidos que indican una agresión física probablemente esté vinculada a que las amenazas más graves, en tiempos ancestrales, provenían de ellos. Asaltantes de una tribu rival que llegaban para intentar llevarse a las mujeres y los recursos: esas eran las principales amenazas para la supervivencia”.

Resulta interesante que, más de un siglo después de Freud, cuyos detractores ridiculizaron y tildaron como una obsesión su interés por el sexo y la agresión, estos elementos puedan volver a considerarse el motivo por el que soñamos. Para los psicólogos como Linda Blair, que trabaja con un marco más amplio —y para quien las pruebas son lo que ayuda a un paciente angustiado—, eso no puede ser suficiente. “Considero que hay demasiada riqueza en el cerebro de las personas como pare reducir las cosas a algo tan específico. Para mí los sueños pueden significar cualquier cosa. No lo sé hasta que el paciente y yo lo averiguamos juntos”. Blair ve la interpretación de los sueños —que a su vez puede generar sueños más claros, o más desconcertantes— como la “elaboración de masa”: trabajar un tema que al principio puede resultar demasiado aterrador o repugnante como para comprenderlo, hasta que alcanza un estado en el que se puede abordar. Eso podría significar comprender poco a poco las metáforas, que son la forma en que el subconsciente saca a relucir temas peliagudos. Algo a lo que nunca seremos capaces de acceder, claro está, es al lenguaje privado del ornitorrinco. Y la alta probabilidad de que los animales sueñen —en palabras de Aggleton, “cualquiera que tenga un perro o un gato lo sabe de sobra”— es un buen recordatorio del misterio esencial que rodea al tema. Para los humanos, los sueños son al mismo tiempo salvajes, instintivos e intelectuales. Son versiones distorsionadas de nuestros deseos, tensas novelas de suspense que escribimos cada noche. ¿Por qué soñamos? Porque estamos vivos.

Las fases del sueño

El sueño se divide en cinco fases. Durante ese transcurso el cerebro lleva a cabo, lo que los neurólogos definen como una integridad neuronal y un remodelación de las conexiones sinápticas. De hecho, estudios como el realizado en la Universidad Médica de Lublin, en Polonia, definen el sueño como una necesidad vital y neuroprotectora. Es como higienizarnos, como poner una puesta a punto en el órgano más importante y sofisticado de nuestro cuerpo. Desde el comienzo del sueño estas cinco fases van apareciendo de manera ordenada hasta llegar a la fase REM. Después, a lo largo de la noche se van alternado periodos de sueño no REM con periodos de sueño REM. Cada uno de estos ciclos tiene una duración aproximada de 90 minutos. Por lo tanto, en un periodo de sueño de ocho horas se darán cuatro o cinco ciclos. Las fases del sueño se han descubierto a través de los numerosos estudios en laboratorios del sueño. Estas se distinguen por la actividad mental registrada en un EEG (electroencefalograma) y por diversas medidas fisiológicas. A continuación detallaremos qué ocurre en cada una de estas fases del sueño.

  • I
    Fase I del sueño

    Esta es la primera fase del sueño. Cuando el sujeto cierra los ojos y nota esa sensación de adormecimiento se encuentra en esta fase. Aquí nos encontramos con que el sujeto consciente y capaz de reaccionar a los estímulos de su medio. Es en realidad una fase de transición entre la vigilia y el sueño. A nivel fisiológico, nos encontramos con unas ondas cerebrales theta. Esto quiere decir que la actividad del EEG empieza a ser sincronizada. Aunque sigue siendo irregular, no lo es tanto como la actividad cerebral de la vigilia. Si observamos los ojos de un sujeto en esta fase, observamos cómo se abren y se cierran de vez en cuando, y como se mueven arriba y abajo.

  • II
    Fase II del sueño

    Al cabo de 10 minutos en fase I, el sujeto que esta durmiendo entra en fase II. El sujeto ahora se encuentra profundamente dormido. Pero si al sujeto se le despierta en esta fase, no recordará haber dormido. Él insistirá en que ha estado despierto todo el rato. Es una fase preparatoria para el verdadero sueño conciliador de las fases III y IV. A nivel fisiológico, nos encontramos con un EEG irregular con episodios de ondas theta. Si se le presenta un estímulo auditivo en esta fase, aparece una onda cerebral llamada complejo K; esta onda parece representar un proceso de inhibición auditiva que permite al individuo no despertase.

  • III-IV
    Sueño de ondas lentas (Fases III y IV)

    Después de 15 min en fase II, el individuo inicia la fase III. Aquí es el estadio donde realmente se produce el descanso reparador. La fase III y IV son bastante parecidas, simplemente hay un cambio de profundidad del sueño y eficacia del mismo. En esta fase, nos encontramos con un EEG de ondas lentas. Esto quiere decir que la actividad cerebral se encuentra altamente sincronizada y relajada. Nos encontramos con una fuerte actividad neuronal inhibitoria, para evitar que el sujeto se despierte. Esta etapa es altamente importante también para los procesos de consolidación de la memoria y del aprendizaje.

  • Fase REM (Rapid Eye Movement)

    La fase REM viene tras unos 45 min en sueño de ondas lentas. Es opuesta a las demás fases, en esta nos encontramos con un estado similar al de la vigilia. La actividad cerebral se encuentra desincronizada y acelerada. A pesar de ser difícil de despertar a un sujeto en esta fase, un estímulo significativo (como decir su nombre) lo despertará. Es bastante menos profunda que el sueño de ondas lentas. En esta fase nos encontramos con que los ojos del sujeto se mueven rápidamente en todas direcciones (de aquí su nombre). Y existe una marcada perdida del tono muscular, el sujeto se encuentra paralizado. Está parálisis se debe a que durante la fase REM aparecen las ensoñaciones. Y para evitar que el sujeto imite lo que está haciendo en sueños, hay una desconexión de los músculos. Otro dato curioso de la fase REM, es que aparece actividad genital en forma de lubricación vaginal en las mujeres y de erección del pene en los hombres, sin darse excitación sexual. Esta característica del sueño REM se ha utilizado en el campo clínico para distinguir si las causas de una impotencia sexual son psicológicas o fisiológicas. La función de la fase REM todavía no está del todo clara. Estudios como el publicado en la revista Neurosciencie, apuntan a una función relacionada con la consolidación de la memoria y el aprendizaje. Pero aun así, todavía queda mucho por descubrir de esta fase paradójica del sueño.

    Para concluir, como vemos aún nos quedan muchos misterios que resolver sobre el descanso y las fases del sueño. A medida que se dispongamos de más técnicas y sofisticadas ingenierías, desvelaremos más aspectos sobre ese universo onírico.

Las pesadillas

Las pesadillas recurrentes son mucho más que malos sueños. Todos, o al menos una gran mayoría, hemos tenido pesadillas alguna vez. Son sueños que tienen un contenido atemorizante. Provocan ansiedad y miedo. Lo usual es que uno despierte súbitamente y sienta el corazón en la mano. La sensación de temor persiste, incluso después de despertar. También pueden aparecer sentimientos de confusión y tristeza.

Las causas que dan origen a una pesadilla son muchas. Surgen a raíz de la ingestión de determinadas sustancias, la fatiga, problemas alimenticios o dificultades emocionales. Cualquiera que sea el caso, significan que no hay una buena higiene en el sueño.

“¿Quién dice que los sueños y las pesadillas no son tan reales como el aquí y ahora?” -John Lennon-

La situación se complica cuando la pesadilla se vuelve recurrente. A veces aparece el mismo sueño una y otra vez, como si estuviera calcado. Otras veces cambia el contexto, pero el esquema sigue siendo básicamente idéntico. Es en esos casos cuando resulta importante prestar atención a lo que está sucediendo.

  • Pesadillas ordinarias y pesadillas recurrentes

    Las pesadillas ordinarias son aquellos sueños de angustia que se presentan esporádicamente. Se acepta que tener una pesadilla cada tres meses está en el rango de lo que se puede considerar “normal”. En estos casos, cada pesadilla tiene un contenido diferente al de las anteriores. Las causas para que se presenten este tipo de pesadillas pueden ser:

    • Un estado de estrés pasajero.
    • Consumo de alcohol.
    • Consumo de psicoactivos.
    • Consumo de algunos medicamentos con efectos secundarios sobre el sueño.
    • Desvelos frecuentes que originan fatiga.
    • Cenar demasiado tarde o de manera demasiado abundante antes de ir a dormir.



    Para controlar este tipo de pesadillas basta con eliminar el factor que las está originando. Es importante hacerlo ya que de lo contrario pueden afectar el descanso. Lo mejor es cenar temprano y evitar el consumo de licor u otras sustancias al menos dos horas antes de ir a dormir.

    Las pesadillas recurrentes, en cambio, surgen cuando la persona es incapaz de reconocer un conflicto que tiene en la vida real. Puede ser un síntoma de estrés postraumático o la expresión de una dificultad para aceptar rasgos de uno mismo o de determinadas situaciones. Como se mantiene en el plano de lo inconsciente, todo esto solo tiene posibilidad de emerger a través de sueños de angustia.

  • Los contenidos usuales de las pesadillas

    Hay algunas pesadillas recurrentes cuyos contenidos son muy usuales. Representan conflictos típicos del ser humano, aunque solo cada individuo puede precisar su significado exacto. Los contenidos más frecuentes y su significado básico son los siguientes:

    • Persecuciones: Representa la dificultad de aceptar una parte de nosotros mismos que, inconscientemente, juzgamos como sombría o reprobable.
    • Caídas: Expresa temor por sentirse abandonado o sin apoyo.
    • Velocidad extrema: Tiene que ver con la sensación de estar fuera de control.
    • Examen: La pesadilla se relaciona con ser reprobado, llegar tarde o sin preparación. Alude a la falta de seguridad en uno mismo respecto a una situación que se debe enfrentar en el presente o futuro inmediato.
    • Parálisis: Está relacionado con el sentimiento de estar estancado, la falta de metas genuinas y la dificultad para expresar las emociones.
    • Desnudez: Generalmente la persona sueña estar desnuda en público sin que los demás se den cuenta. Tiene que ver con inseguridad en algún aspecto de la vida, en la cual hay sensación de sofoco y falta de capacidad.
    • Mutilación: Son pesadillas en las que perdemos la dentadura, un brazo, una pierna, etc. Hablan acerca de una parte de la vida que se ha ignorado o maltratado.
    • Estar atrapado: Se relaciona con aspectos de la vida que se encuentran reprimidos o bloqueados.
    • Ahogamiento: Generalmente hay grandes oleajes o aguas turbulentas. Tiene que ver con un desbordamiento en las emociones, que no se puede expresar o incluso reconocer.
    • Bebé o animalito demandante: Habla acerca de un aspecto de nuestra niñez, o un elemento vulnerable de nuestra personalidad que reclama atención.


    Aunque las pesadillas recurrentes sean incómodas y a veces muy atemorizantes, en realidad deben verse como un elemento positivo y valioso. Es una forma que tiene el inconsciente de enviarnos un mensaje sobre algún asunto que tenemos descuidado y al que debemos atender. Lo ideal es que el conflicto con nosotros mismos, que aparece durante la pesadilla recurrente, encuentre una vía de solución. Lo usual es que si eso sucede, se presente un sueño con contenido similar, pero con desenlace exitoso. Esto indica que la angustia se ha disipado y que los sueños terribles ya no son necesarios.

  • Los contenidos usuales de las pesadillas

    Hay algunas pesadillas recurrentes cuyos contenidos son muy usuales. Representan conflictos típicos del ser humano, aunque solo cada individuo puede precisar su significado exacto. Los contenidos más frecuentes y su significado básico son los siguientes:

    • Técnicas conductuales: Se incluyen la desensibilización sistemática y la exposición. Se trata de un entrenamiento en relajación muscular progresivo, la construcción jerárquica basada en la pesadilla, evaluación y práctica en imaginación aplicación de la Desensibilización Sistemática. En la exposición se suele pedir al paciente que escriba su pesadilla justo después de tenerla y la repase en la imaginación al menos una hora el día durante cuatro semanas.
    • Técnicas cognitivas: Incluye procedimientos de alteración de la línea de la historia (pensar qué nos gustaría soñar esa noche) y estrategias de afrontamiento de la pesadilla.
    • Técnicas de desactivación: Consiste en relajación e hipnosis.


    Aunque las pesadillas recurrentes sean incómodas y a veces muy atemorizantes, en realidad deben verse como un elemento positivo y valioso. Es una forma que tiene el inconsciente de enviarnos un mensaje sobre algún asunto que tenemos descuidado y al que debemos atender. Lo ideal es que el conflicto con nosotros mismos, que aparece durante la pesadilla recurrente, encuentre una vía de solución. Lo usual es que si eso sucede, se presente un sueño con contenido similar, pero con desenlace exitoso. Esto indica que la angustia se ha disipado y que los sueños terribles ya no son necesarios.

Insomnio



Que es el insomnio y como curarlo, websueños te explica los mejores métodos para curarlo.



El insomnio se trata de una dificultad para iniciar y/o mantener el sueño, o la sensación de no haber dormido un sueño reparador. Así pues, se trata de un problema de disminución de la cantidad y/o calidad del sueño.

Las causas que dan origen a una pesadilla son muchas. Surgen a raíz de la ingestión de determinadas sustancias, la fatiga, problemas alimenticios o dificultades emocionales. Cualquiera que sea el caso, significan que no hay una buena higiene en el sueño.

Este trastorno del sueño se da en una tercera parte de la población (30%), siendo más frecuente en los ancianos, las mujeres y en personas con enfermedades psiquiátricas. La mayoría de los casos de insomnio tienen un inicio agudo, coincidiendo con situaciones de estrés, y tienden a cronificarse en el 60 % de los casos.

El sueño es necesario para el buen estado físico y mental del individuo. Existe una relación bidireccional entre el sueño y la salud. Cuando una persona duerme mal durante cierto tiempo se producen alteraciones físicas y mentales que pueden derivar a enfermedad.

  • ¿Cuáles son los síntomas habituales?

    El insomnio repercute en el estado vigil del individuo por producir disminución de la concentración, falta de energía física y alteraciones del comportamiento y de las emociones (irritabilidad), que afectan de modo importante en su calidad de vida. Los síntomas más habituales son:

    • Disminución de la concentración.
    • Falta de energía física.
    • Alteraciones del comportamiento.


    ¿Cuáles son las causas?

    Existen múltiples causas del insomnio. Unas son frecuentes y otras raras, unas se deben a influjos ambientales y otras a trastornos del individuo, unas son de origen psiquiátrico o psicológico y otras orgánicas, unas son pasajeras y otras son crónicas.

    Las causas más frecuentes de insomnio son las alteraciones emocionales de carácter reactivo y las enfermedades psiquiátricas. En general, todas aquellas situaciones del individuo que se acompañan de intensa ansiedad, preocupación, tensión psíquica, angustia, miedo o tristeza. Estos insomnios tienden a cronificarse.

    En segundo lugar están aquellas enfermedades o molestias de origen físico, que no le permiten la relajación previa al sueño o le despierta varias veces durante la noche: enfermedades que producen dolores, fiebre, sensaciones físicas como las parestesias, picores, hormigueos, etc.

    En tercer lugar están los insomnios relacionados con la toma de sustancias. Los estimulantes (café, refrescos de cola, chocolate, etc.) tomados por la tarde-noche pueden producir insomnio de conciliación. El alcohol produce alteraciones del sueño con insomnio de mantenimiento (frecuentes despertares) y sueño superficial. Los individuos que toman estimulantes, legales o ilegales, o los que abusan de sustancias tranquilizantes, pueden presentar insomnio también como efecto de la abstinencia de esas sustancias.

    Lo mismo ocurre cuando una persona suele tomar medicación para dormir y un día no tiene la medicación. Ese día, probablemente, no dormirá. En cuarto lugar están las causas de insomnio por circunstancias ambientales: ruidos, calor, olores, dureza del colchón, etc. El insomnio está presente mientras esas circunstancias ambientales permanecen.

    Existe un número reducido de casos en los que no se puede saber la causa del insomnio, éstos se llaman insomnios esenciales o funcionales y su tratamiento será sintomático, generalmente con medicación hipnótica.

    ¿Quién puede padecerlo?

    Este trastorno del sueño se da en una tercera parte de la población (30%), siendo más frecuente en los ancianos, las mujeres y en personas con enfermedades psiquiátricas.

    La mayoría de los casos de insomnio tienen un inicio agudo, coincidiendo con situaciones de estrés, y tienden a cronificarse en el 60 % de los casos debido a factores comportamentales (mala higiene del sueño) y cognitivos (ideas y temores a no dormirse) desarrollados por el episodio de insomnio.

    ¿Cuántas horas es normal dormir?

    En función de la edad, la estructura y el tiempo de sueño varían. Así, el recién nacido duerme aproximadamente unas dieciocho horas, un adulto joven una media de siete-ocho horas, un anciano alrededor de seis horas y media.

    En el recién nacido la fase REM ocupa más del 50 % del tiempo total de sueño, en el adulto el 25 % y en el anciano el 20 %. De los 30 a los 60 años se produce una disminución lenta y gradual de la calidad y del tiempo total de sueño. A medida que avanza la edad, el sueño se vuelve más fragmentado y superficial.

    Algunas personas presentan cambios en la necesidad de sueño en función de las estaciones del año (más necesidad en invierno y menos en verano), en situaciones de cambio fisiológico (adolescencia o menopausia) por los cambios hormonales, y en situaciones de mucho cansancio por exceso de trabajo o de preocupaciones, que también aumentan la necesidad de sueño como una manera de recuperarse de dicho cansancio.

    ¿Cómo se diagnostica?

    Con el avance de los métodos de estudio del sueño se ha podido conocer con profundidad su fisiología y sus alteraciones, pero queda mucho por conocer aún las funciones psicológicas del sueño.

    Durante las horas de sueño la actividad cerebral cambia y estos cambios se reflejan en diferentes ondas eléctricas registradas en el electroencefalograma. Hay dos tipos de actividad bien diferenciadas: la actividad rápida (de alta frecuencia), parecida a la que se da cuando el sujeto está despierto, que se llama sueño MOR (movimientos oculares rápidos) o paradógico; y la actividad lenta (ondas de baja frecuencia).

    Estos dos tipos de actividad se acompañan de cambios fisiológicos cerebrales y corporales, cuya función es la recuperación física y la reorganización mental. Durante el sueño se dan breves despertares, generalmente acompañados de movimientos físicos, cuando se pasa de la fase de actividad lenta a la de actividad rápida y viceversa.

    Hoy en día existen pruebas capaces de obtener registros del sueño durante toda la noche que ayudan a establecer el diagnóstico del tipo de insomnio que se padece, es la polisomnografía y otros estudios del sueño.

    ¿Cómo la tratamos?

    Pautas de higiene del sueño

    La primera solución es descubrir la causa y, si es posible, eliminarla. Si no se puede eliminar, o mientras se trata la causa, se debe tratar el insomnio con medicación hipnótica.

    En caso de padecer insomnio por primera vez, no hay inconveniente en tomar infusiones de tila, valerianas u otras hierbas relajantes ya que son inocuas y ayudan a dormir mejor.

    En caso de insomnio ligero pueden ser eficaces las medidas de higiene del sueño.

    Las mejores formas de tratar el insomnio también pueden ser la meditación diaria, una dieta sana, reiki, homeopatía, medicina naturista y dormir temprano. Lo holístico suele tener un impacto positivo en el descanso.

    Planta con efectos somníferos

    Amapola de California. Se emplea en el insomnio con ansiedad por su acción relajante. Toma de 250 a 500 mg 30 minutos antes de ir a dormir. Debe evitarse en la insuficiencia respiratoria.

    Espino blanco. Las flores se utilizan como relajante suave, que ayuda a mejorar la calidad del sueño. Se utiliza de 250 a 500 mg de extracto seco 30 minutos antes de irse a dormir. No hay que tomarlo si te medicas por hipertensión o enfermedad cardiovascular.

    Lúpulo. Se aconseja en el insomnio que acompaña a la menopausia (ansiedad, sofocos, etc.). Se utilizan de 200 a 350 mg en extracto antes de ir a dormir. Tómalo en periodos cortos (1 a 2 semanas) y no excedas las dosis descritas. No conviene si se sufre insuficiencia respiratoria.

    Melisa. Se utiliza en trastornos del sueño con hormigueos, rampas o molestias digestivas. Tómala en infusión antes de dormir. Debe evitarse si hay trastornos de tiroides.

    Manzanilla, tila y trébol rojo. Esta mezcla, hecha a partes iguales, ayuda a tener un sueño apacible y reparador. Tómala en infusión 1 hora antes de acostarte.

    Pasiflora. Disminuye la ansiedad y favorece el sueño. Se toma en infusión o cápsulas antes de dormir.

    Valeriana. Reduce la tensión y relaja la musculatura. La dosis es un comprimido 2 horas antes de dormir.

    Aromaterapia que te relajan

    Hay aceites que te ayudan a entrar en un estado de relajación profunda. Lo más indicados son los que se extraen de la melisa, la albahaca, la manzanilla, el calamento, el lúpulo, el espliego, la tila, la mandarina, la mejorana, el azahar, la rosa de Alejandría, el sándalo, la valeriana, la hierbaluisa, el vetiver o la violeta.

    Puedes verter de 5 a 10 gotas del aceite escogido en el agua caliente de la bañera y sumergirte en ella durante 15 minutos. Si no puedes darte un baño, hacer vaporizaciones a través de un quemador de aceites también relaja.

    Otra muy buena opción es hacer un masaje relajante sobre la piel. Elige el aceite esencial que más te guste y mézclalo con 2 o 3 gotas de una cucharada sopera de aceite de almendras para no irritar la piel.

    Tratamiento homeopático

    Así como existen diversas causas que generan el insomnio, también existen diversos remedios homeopáticos disponibles para tratarlo.

    Recomiendan que para el tratamiento de los problemas del sueño de tipo crónico sean los médicos homeópatas o especialistas en esta terapia los que indiquen el tratamiento. Pudiéndose auto-medicar las personas afectadas levemente y que conozcan bien las causas que originan el problema.

    Tratamiento holistico con reiki

    Independientemente de la causa de tu insomnio, el Reiki puede ser beneficioso. En algunos casos, el Reiki puede ayudar a tratar la causa subyacente del insomnio. En otros casos, el Reiki puede simplemente ayudarte a relajarte y establecer mejores patrones de sueño pesar de la causa de tu condición.

    Por último no deje de implementar la meditación, que está siendo investigada por la ciencia por los cambios positivos que produce en la mente, ayuda a mejorar la calidad y profundidad del sueño.

    Si ningun metodo natural le sirve para curar el insomnio tendra que probar con psicofarmacos por un tiempo.

    Puede consultarnos en nuestro Facebook sobre el insomnio: